domingo, 27 de marzo de 2022

Jezebel

Recuesto mi cabeza en tu espalda y cierro los ojos. Quién me iba a decir hace tan solo unas cuantas semanas que sería capaz de sentir que me quedo dormido mientras me llevas, cuando aún no me habías convencido para subir a Jezebel, en contra de mis principios (y de mi instinto de supervivencia). Noto el aire que nos envuelve pero no me toca, y al respirar puedo oler el cuero de tu chaqueta, otro de nuestros puntos de desencuentro, en contraste con los latidos fuertes pero calmados que me llegan a través de la vibración de tu cuerpo, el único de encuentro. Porque si saco cuentas son más nuestras diferencias que nuestros parecidos, pero para estar conmigo mismo ya tengo la soledad. Y aunque cada vez que estoy contigo encuentro más motivos para irme que para quedarme, cuando no estás pesan más los motivos para volver a verte. Resulta paradójicamente cómoda está incertidumbre de no decantarme, esperando como si de mí no dependiera que la balanza acabe por romperse. Mientras tanto tú conduces y yo dejo mi vida en tus manos, en tus ojos y en este abrazo que me mantiene unido a ti; esperando no llegar nunca a nuestro destino, deseando que la gasolina jamás se termine, para viajar eternamente contigo.



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Mis palabras te han abierto las puertas de lo que soy, ¿acaso no sería justo que dijeses ahora qué sientes tú?

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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