domingo, 12 de enero de 2014

Y de repente me doy cuenta

Dejé mis labios quietos encima de los suyos. Él abrió la boca y cerró los ojos. Le imité y respiré su aliento. Y así nos quedamos dormidos.

Desperté en mitad de la noche con su respiración en mi nuca y le encontré abrazándome por la espalda. Creo que nunca había estado tan cómodo, pero tampoco nunca había necesitado tanto mirarle. Me di la vuelta tratando de no despertarle y le vi durmiendo plácidamente. Sus rizos se encargaban de impregnar la almohada del olor que esta noche respiro recordándole y toda su cara descansaba. Empecé a acariciarle, por todo el cuerpo. Le desperté. Desde entonces no le dejé dormir en toda la noche, pero él tampoco a mí teniendo su cuerpo desnudo junto al mío. Notaba su vello erizándose al contacto con mi piel y sus sonrisas cuando abría los ojos y veía que no paraba de observarle. Me grabé en mis ojos cada detalle de sus movimientos; en mis manos cada parte de su cuerpo; en mi nariz su olor perfecto y en mis labios sus besos, para echarle mejor de menos.

Y ahora que ha llegado el momento, que no está y quiero echarle de menos, me doy cuenta de que ni el recuerdo de su voz, ni el de su piel, ni el de sus gestos son necesarios; que basta con saber que existe y que cada momento sin él estoy perdiendo segundos de vida a su lado.

Entonces pienso en el amanecer que siguió a aquella noche en la que me dediqué a desvelarle, en los mejores buenos días que he tenido en mi vida. Me pregunto si para él también fue importante, o si fui yo el único que se dejó media alma en la cama aquella mañana perfecta. Y de repente me doy cuenta de que le quiero; de que le quiero y quiero: de que quiero quererle; y sobre todo, que me quiera.

11/01/2014

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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