martes, 13 de noviembre de 2012

Yo me encargaré

13 de Noviembre, 2017; 14:55

 Alv decide subir hoy por las escaleras. Llega exhausto a la puerta de casa, por lo que ni se gira al escuchar la puerta del ascensor abrirse para averiguar de qué vecino se trata. Abre la puerta y una vez dentro del piso procura cerrarla empujándola con el pie. Para en seco su viaje a la cocina al no escuchar el habitual golpe a sus espaldas que le indica que está en casa y protegido: la puerta no se ha cerrado. Sabe que le ha empujado lo suficientemente fuerte, que algo ha tenido que interrumpir su trayectoria hacia el cierre asegurado. Tranquilamente se da la vuelta con la idea de encontrarse a su madre, sorprendiéndose al descubrir que lo que mantiene la puerta abierta no es más que una mano desconocida, dueña de una pulsera azul con una inscripción borrosa en ella, quizás debido al paso de los años.

—Buenas tardes. Disculpe la intrusión, traigo un paquete lleno de abrazos enviado urgentemente para el señor "Elfuturoeselfuturo" —escucha Alv tras la puerta, que le tapa el resto del cuerpo del cartero.
—No puede ser... —susurra casi para sí mismo.
—¿Se puede? —pregunta la voz desconocida, introduciendo en casa el brazo continuo a aquella mano intrusa.
—Claro... —contesta Alv confuso. Acto seguido Sankt ya tiene medio cuerpo dentro de la casa de su amigo.


13 de Noviembre, 2017; 23:10

 Sankt se acomoda en la que hace cinco años descubrió que era la almohada más confortable en la que jamás soñaría: las piernas de Alv. Él está sentado y observa desde arriba cómo su amigo se adapta a sus piernas, quizás como nunca antes lo había hecho nadie. Sankt se da cuenta y le mira con los ojos brillosos, brillosísimos, y le sonríe mucho, muchísimo. Alv le responde entrelazando las manos bajo su cuello, abrazándole casi con una caricia. Ambos, desde la azotea del edificio, miran a las estrellas: Alv con la vista en el cielo; Sankt con la vista en la mirada de su amigo, su firmamento.

—¿Dudabas de que me encargaría? —le pregunta a Alv.
—¿Qué?
—Ya sabes, aquel día que te aseguré que me encargaría de que lo mejor estuviese por venir... No me creíste capaz, sin embargo aquí estamos. Esto cuenta como futuro, ¿no? Esto cuenta como "mejor" que estar separados, ¿no?
—Siempre pensé que te creías capaz —contesta serio Alv.
—He sido capaz, ¿no? Esto es felicidad tanto para mí como para ti, ¿no?
—Tranquilo, cielo. Sólo teníamos 17 años...
—Ya lo sé. Me dijiste "el futuro es el futuro" y yo te prometí hacer del nuestro algo mejor que lo que para nosotros era entonces el presente. Desde aquel día, y cada día más, no he orientado mi vida y mi futuro más que a alcanzar este momento —responde Sankt alterado, casi a punto de llorar.
—Nunca he dejado de quererte —confiesa Alv.
—Déjame quedarme contigo para siempre —le ruega Sankt tras un instante de silencio que se le antoja eterno.
 Alv no responde, se limita a sonreír.
—¡Déjame quedarme contigo para siempre! —le repite Sankt con los ojos ya inundados de lágrimas.
 Su amigo le acaricia y forzosamente vuelve a sonreír. Sankt pierde todas las formas que hasta el momento se había preocupado de mantener.
—Dios, te juro que como vuelvas a sonreír te beso. ¡Vuelve a sonreír así y te besaré! —le amenaza histérico.
 Alv no sonríe esta vez, ni dice nada. Acerca su cara a la de Sankt tan despacio que éste no sabe si su amigo realmente se está acercando o está perdiendo la cabeza del todo.

 Ahora se encuentran cara a cara, casi tocándose, pero viéndose al revés: con la barbilla de uno en la frente del otro, pueden verse perfectamente los labios. Se quedan parados como el tiempo para explorar cada detalle de la circunstancia que les rodea: el silencio cercano, el ruido Madrid de fondo (muy de fondo), las estrellas expectantes sobre ellos, sus corazones queriendo escapar de sus propios cuerpos para encontrarse en un beso que ambos encuentran imposible, la perfección de cada milímetro que compone sus bocas, la perplejidad, el regreso de la inexperiencia de los 17 años... De repente todo se acelera, y entonces sus narices se dan el beso de esquimal más dulce, intenso y suave de la historia. Cuando sus rostros se separan nadie dice nada. Pasan varios minutos y sigue reinando el silencio. Parece que las luciérnagas atrapadas en el cielo les hubiesen robado desde todas las palabras hasta la más mínima capacidad de reacción. Sankt tirita, no sabe si de frío o de amor. Alv le tapa con una manta. Mira a su reloj y entonces despierta a su amigo, el cual cree ya dormido.

23:23

Make a wish —le susurra Alv al oído.
—Que la próxima vez no sea un sueño... —desea Sankt adormilado divagando entre la vigilia y la realidad.
—Esto no es un sueño, cielo; es el futuro —asegura el Alv del 13 de Noviembre de 2017, aún inexistente.


13 de Noviembre, 2012; 23:10

  Me encargaré de que el futuro, además de ser el futuro —como tu dices— sea nuestro futuro. Te prometo que lo intentaré. No, espera.... Te prometo que lo conseguiré.

 Te quiero.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Vuelve

 Me sueltas las palabras ya con cuentagotas, más que molestarte parece que te duela hablarme. Siento que te voy perdiendo como he perdido a tus palabras... Pero, ¿sabes? Estoy acostumbrado a perder amigos — demasiado, quizás—, y tú no eres más que eso, ¿no? Un amigo, puede que el mejor o el único, pero un amigo al fin y al cabo. Así que no te preocupes, ya conozco el tipo de dolor que ocasiona perder a la persona más importante de tu vida.

 Me quedo con Abril. Y con Mayo. Y con Junio y Julio y Agosto... Con el que quieras o no fue nuestro verano. Me quedo con él, con todo lo que me hiciste sentir, con toda la felicidad que me inyectabas en generosas dosis cada día, esa que hoy parece que te dé pereza darme.

 Ya no queda casi nada del chico al que conocí, aquél que me regalaba sonrisas sin que pareciera importarle. Pero sigo esperándolo, aguantando la ausencia de tus ganas de hablar conmigo, confiando en que algún día volverán.

 Aunque ya no seas el de antes, te sigo queriendo, porque la esperanza de que vuelvas es más fuerte que el dolor de tus escasas, tajantes y desgarradoras palabras cayendo aquí, en el pecho. Mientras tanto hablo con un desconocido, alguien a quién parece que le duela decir "te quiero" y que me demuestra que cada día me soporta un poquito menos.

 Prefiero agobiar, molestar, cansarte, a sentir que te he abandonado. Me da igual si mis palabras no te sirven para nada, porque a mí me sirven para todo. Y si sigo así sé que llegarás a odiarme, pero prefiero que me odies a que te olvides de mí. Porque del amor al odio hay un paso, el mismo que del odio al amor; sin embargo del olvido al amor no hay camino, al igual que no lo hay del amor al olvido.

 Te quiero aunque odie cómo me hablas, porque no somos lo que hablamos, sino lo que sentimos. Y quiero creer que tú me quieres, aunque cada día lo tenga un poco menos claro.

 Un saludo, amigo.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Game Over

 Me he encerrado tanto en casa para no gastar dinero que ahora la luz del sol me hace daño cuando salgo. Así que esta noche saldré con la Luna de fiesta, me gastaré todos los ahorros que eran para ti en tabaco y alcohol, volveré a buscar a la muerte de la forma menos dolorosa posible.

 Enhorabuena, lo has conseguido: ya no quiero seguir luchando por ti. Se acabó, se acabó. No más amarte, no más odiarte. Recuperaré mi puta antigua vida y volveré a vivirla yo solito, como acostumbraba a hacer. Antes al menos el fracaso dependía sólo de mí, pero no puedo cargar con mi fracaso frente a mí y mi fracaso frente a ti, no puedo. 

 Se acabó eso de intentar hacerlo bien, a partir de ahora lo haré todo a mí manera, porque de ambas formas me salen las cosas mal, pero de una al menos me siento yo mismo. Eso es lo que necesito, un poco más de "yo". Necesito existir, lo necesito, y últimamente me haces sentir que no soy nada... Y sí soy algo, joder, ¡claro que soy algo! Soy la maldita persona que más te ama en este mundo, lo quieras ver, o no.

 Te he amado porque el deseo de tenerte era más fuerte que cualquier otro tipo de felicidad, pero amar no sirve de nada si se ignora. Así que me rindo, me declaro oficialmente perdedor de tu corazón, de ti. A la mierda mi felicidad, porque ella se resumía en encontrar la forma de que me amases algún día. Problema resuelto: no hay manera, no hay felicidad posible para mí. Adiós búsqueda de la felicidad; hola búsqueda del placer. 

 Enhorabuena, lo has conseguido: ya no quiero seguir luchando por ti. Se acabó, se acabó. No más amarte, no más odiarte. Esta noche saldré con la Luna de fiesta, me gastaré todos los ahorros que eran para ti en tabaco y alcohol, volveré a buscar a la muerte de la forma menos dolorosa posible.



viernes, 9 de noviembre de 2012

Mi lluvia

 Le sonrío a tu sonrisa inmóvil. Me dispongo a mirarte a los ojos cuando empieza a llover y cae una gota que te tapa toda la cara. Seco la gota de la pantalla, quito tu foto, me guardo el móvil en el bolsillo. Todo el mundo se preocupa por encontrar un sitio bajo el que protegerse de la lluvia. Les miro y ellos me miran. Por sus caras parece que estén tratando de encontrar una razón por la que sigo aquí, quieto, bajo la lluvia, empapándome el pijama; por su murmullo, parecen no encontrarla.

 Ahora todos —pacientes, enfermeros, familias y visitas— están bajo la zona techada del patio del hospital; todos menos yo. Cierro los ojos y miro cara a cara al cielo gris de este Noviembre, casi rogándole a las gotas de agua que descienden desde él que lluevan sólo sobre mí. Abro la boca para beber un poco de esa pequeña parte de cúpula celestial que se viene abajo en forma de lluvia —al igual que una pequeña parte de nosotros se viene abajo cuando lloramos, en forma de lágrimas—, e inspiro fuerte esperando encontrarme con el olor a tierra húmeda procedente de los maceteros del hospital ,característico de los otoños y primaveras; entonces me sorprende su olor.

 Abro los ojos y la encuentro empapada, con todo el pelo pegado a la cara, los ojos azules y brillantes como nunca antes, la pintura corrida y una sonrisa perfecta de dientes blancos y labios fresa. A ella se le escapa su habitual "holi" y a mí me sonríe el corazón. Que me esté mirando así, haciendo que me sienta un poco más normal al no ser el único al que no parece importarle que le esté cayendo encima semejante chaparrón, me recuerda algo que parece que hacía meses que había olvidado: ella, aquí, conmigo y cada instante que se deriva de su compañía, me hacen feliz.

 Le sonrío y estalla en su boca una de sus habituales carcajadas infantiles, aunque esta vez me resulta bastante más irresistible. No sé cómo ni por qué pero la beso. "¡Joder tío, la estás besando!" me escucho gritar a mí mismo en mi cabeza. Para de llover. Sale el sol. Siento una fuerza en el pecho que me roba sus labios, húmedos como la tierra de los maceteros, y me descubro nadando en un charco —de agua y de dudas.

 Me saco el móvil del bolsillo del pijama, nervioso, esperando encontrarlo seco, esperando encontrarte seco. Buscando tu foto descubro que sólo tengo fotos de ti, y al verte de nuevo, intacto, perfecto tras la pantalla, lloro tu ausencia patético rodeado de gente que me tiende la mano. Quieren ayudarme a levantarme, todos me miran con pena. Les ignoro y te miro de nuevo. Lloro. Chillo. La gente que hasta hace unos segundos creía que estaba cuerdo desaparece en cuestión de ellos. Me da igual, no necesito sus manos para levantarme y salir de este charco de lluvia y mierda, necesito las tuyas.

 Subo la vista y la encuentro de nuevo: doña perfecta perfectamente pasada por agua.
—No va a venir —empieza a decirme mirándome triste y a los ojos—, lo siento.
—Pero, ¿lo sabe ya? —pregunto con la esperanza de que no conozcas aún la noticia, y de que esa sea la razón por la que me has abandonado.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Todo irá bien

 No te agobies, tenemos todo el tiempo y el espacio del mundo para hacer lo que nos apetezca, si lo que nos apetece es abrazarnos, y querernos. Mientras podamos mantener eso (:nuestros abrazos y nuestros "te quieros"), ¿qué puede salir mal? Sé que ahora cuesta creerlo, pero todo irá bien, te lo prometo. Y sabes que yo cumplo mis promesas, que soy un hombre de palabra (de hecho tengo más de palabra que de hombre; más de "amar" que de existir).

 Intentar ayudarte sabiendo de antemano que no puedo: eso sí que cuesta. Y sé que ahora para ti no sirve de nada que te quiera. Te entiendo, créeme, yo también estoy enamorado y sólo me importa él. Y mientras quepa la posibilidad de que algún día a ti (o a él) pueda importarte (o importarle) todo esto, te lo recordaré (y se lo recordaré) una y otra vez: te quiero (y le quiero, porque tú eres él).

 He tenido que llorar tantos sentimientos por no escribirlos, que parece que haya vuelto a ser un niño: sólo sé sentir y llorar; he olvidado incluso mi habilidad favorita: la de hablar. ¿Y qué? Soy de los que piensan que todos nacemos para servir de algo en la vida, y aunque ahora sólo sea un niño perdido (más que perdido, no encontrado), siento que he nacido para recordarte que "no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo aguante"; que no merece la pena sufrir por lo peor, porque lo mejor está adelante.

 A veces pensamos que estamos tan tristes que no podemos ni sonreír, pero en realidad (inconscientemente) sólo estamos reservando risas y sonrisas para el mejor momento de nuestra vida. Sé que ahora no sonríes, y aunque me duela, en el fondo estoy tranquilo, porque algún día te sacaré uno a uno cada instante de felicidad que estás ahorrando sin darte cuenta y los haré míos.

 Te quiero mucho. Sonríe por ti, a la vez estarás sonriendo por mí, porque yo soy por ti.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Debería estar prohibido tener que olvidar al amor de tu vida

 Supongo que no tenías amor para los dos, y pensaste que a él le hacía más falta. No te preocupes, todos nos equivocamos, yo también pensé que algún día podría olvidarte, y mírame...

 No puedo evitar frustrarme cada vez que intento resumir nuestra historia y me doy cuenta de que todo es importante. Nuestro primer problema estuvo en el final: tú lo impusiste y yo no supe aceptarlo. Y es que el silencio, desde mi punto de vista, no es un final para una historia de amor. He aquí nuestro segundo problema: vivimos dos historias diferentes, aunque paralelas. Yo me dediqué a quererte cada día más sin darme cuenta y tú a cansarte de lo que hoy me doy cuenta que fue un amigo de verano. Te di los buenos días cada mañana, pero no te enamoré, no te enamoré...

 Sé que le abrazas muy fuerte, pero me da igual. Porque lo que importa en una abrazo no es la fuerza con la que se da, sino el amor con el que se abraza, y yo a ti te abracé con todo el amor del mundo... A veces dudo si ese día juntos fue real, o sólo fue una ilusión junto a mi esperanza de que algún día me querrías.

 Tus últimas palabras: "lucha por ti". ¿Las mías? No las sé, no recuerdo exactamente cuándo me dejaste de escuchar, cuando dejé de existir en tu mundo. Tú en el mío sigues vivo, incluso más que yo mismo. De hecho, no me creo capaz de dormir una noche más sin tus abrazos. Y sólo hay algo que me haría más feliz que tu sonrisa: ser el motivo de ella.

 Necesito escuchar tu voz, sin embargo si pudiera escoger la forma de la que me dijeses "te quiero" serían tus besos, silenciosos. Necesito sentirte cerca, aunque no volvería a verte si eso me asegurara que siempre serás feliz, siempre...

 O no me quieres o no me lees, porque si me quisieras y me leyeses no serías capaz de dejarme amarte tanto sin recibir nada a cambio. Sabes que yo no puedo hablarte, que no debo. Sé que no hay nada que decir, ¿pero dónde está tu corazón?

 Tu silencio y mis recuerdos parecen haberse aliado para amargarme la existencia. Y es que debería de estar prohibido tener que olvidar al amor de tu vida. Tú eres el de la mía y lo sabes, al igual que sabes que intento olvidarte y no puedo; al igual que sabes que si te olvido muero, y si no te olvido no vivo: estoy muerto. Ahora que está comprobado que siempre te querré, ¿qué excusa piensas usar para no hablarme? Quizás haya llegado el momento de que aceptes que no me quieres ni te importo, y que nunca me quisiste ni te importé.

 Un saludo, amor de mi vida. Te llamo así porque aunque duela, amarte es vivir.

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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