martes, 12 de noviembre de 2013

Un día de estos, piensa un segundo en mí

Un día de estos, cuando la estés besando, piensa un segundo en mis labios; cuando la estés tocando, piensa un segundo en mi piel; cuando la estés mirando, piensa un segundo en mis ojos; cuando la estés oliendo, piensa un segundo en mi olor. Un día de estos, cuando ella esté hablando, piensa un segundo en mi voz.

Una noche de éstas, cuando no puedas dormir, piensa un segundo en mi cama; cuando te desveles, en las madrugadas a mi lado; cuando te corras, en nuestro sexo a escondidas; cuando tengas frío, en mis abrazos. Una noche de éstas, cuando ella te acaricie, piensa un segundo en mis manos.

Un día de estos, cuando seáis vosotros para siempre, piensa un segundo en nosotros para nunca; cuando te rías, en nuestras bromas; cuando llores, en nuestras lágrimas; cuando necesites hablar, en nuestras conversaciones; cuando te apetezca discutir, en nuestras peleas. Un día de estos, cuando quieras paz, piensa un segundo en nuestras reconciliaciones.

Un día de estos, cuando estés pensando, piensa un segundo en mí. Y cuéntame si mereció la pena dejar que nuestra historia se quedara en un principio. Sólo te pido un segundo, para contestar "sí" o "no"; sólo te pido una sílaba para volver a escuchar tu voz. Entonces, cuando no sepas qué decir, piensa un segundo en mi silencio. Y cuéntame si mereció la pena volver a escucharlo.


domingo, 10 de noviembre de 2013

Octubre Dulce

Me quedo con Octubre:
con tus labios en mis labios,
los abrazos por la espalda
y el sexo de madrugada.

Con el recuerdo de tus sonrisas

a dos centímetros de las mías,
de nuestras miradas calladas
y tu respiración entrecortada.

Me quedo con esas noches

que empezaron en el sofá
y acabaron en mi cama;
esas de las que ya no sé nada.

Con una Coca-Cola con tu nombre,
con tus gafas en mi mesa cada noche,
con tu olor en mi almohada
y sobretodo, me quedo con las ganas.

Me quedo con la esperanza
de que vuelvas algún día.
De que no haya sido un sueño,
de que de verdad me querías.

Con el azúcar de tu nombre
y con la de quererte, mi costumbre.
Y aunque no me quede contigo,
me quedo con nuestro dulce Octubre.



martes, 5 de noviembre de 2013

Me duele el cuerpo de quererte

Me duele la cabeza de pensarte,
los ojos de verte,
la nariz de olerte y
la boca de besarte.

Me duelen las piernas de andarte,
las manos de acariciarte,
el pecho de latirte
y el estómago de mariposearte.

Me duele el cuerpo de quererte
y no porque quererte duela;
lo que me duele es quererte
sin conseguir que tú me quieras.

Por eso hoy he decidido
que ni estos ojos,
ni esta cabeza,
ni este pecho,
volverán a doler de quererte.
Y aunque me muera por tus huesos
no quiero volver a verte,
ni a pensarte, ni a latirte.

Quiero olvidar que existes.
Entonces

me dolerá la nariz de no olerte,
las piernas de no andarte,
la boca de no besarte y
las manos de no acariciarte.

Me dolerá el cuerpo de quererte,
porque no quererte no creo que pueda
y puede que entonces,
entonces sí que tú me quieras.

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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