sábado, 13 de octubre de 2012

Contigo













¿Cómo estás?

Bien
Mal
Regular
Genial
Fatal
Contigo

 He descubierto que desde que te conozco desconozco estado de ánimo. ¿Cómo estar bien si no me amas? ¿Cómo estar mal si te he conocido y he sentido la mejor sensación que existe: tu azul? ¿Cómo decir que estoy regular si desde aquel "hola" soy la persona más irregular del mundo?

 De los colores mi favorito eres tú, cielo. Sí, azul cielo. Lo miro y te veo, por eso tengo tanto miedo a que se haga de noche: el naranja del atardecer me roba tu color y me trae los sueños que lloro porque no son realidad.

 Eres ese momento feliz de sábado por la mañana: cuando estás despierto, tumbado en la cama, jugando con las sábanas; cuando ves el día por la ventana y descubres que es perfecto para que todo salga bien.

 Llorar: en eso pienso cuando hablo contigo. Porque no te tengo, porque no me quieres, porque no te puedo siquiera acariciar, porque mis palabras no te tocan y las tuyas me machacan. Porque te quiero.

 Por eso no te diré que estoy bien, ni mal, ni regular, ni ningún estado que entre dentro de lo normal. Te diré que estoy a tu lado, callado, amigo; porque existo por y para ti, y estar no puedo, mas que si no es contigo.

Lo imposible

 13 de Octubre, 2018



 Sankt corre las cortinas que Alv se había empeñado en comprar aquella vez que por aburrimiento habían ido a Ikea a dar una vuelta (aunque al final volvieron a casa con dos carros de decoración que la harían acogedora). Piensa que no son feas del todo, al fin y al cabo, y descubre tras la ventana el silencio empapado de su ruido favorito: Madrid. Mira el reloj una vez más y se dispone a preocuparse cuando escucha unas llaves buscando la cerradura de la puerta de casa. Por el tipo de tanteo sabe de sobra quién es, por eso sonríe.

—Hola pequeño —saluda Alv jadeante y todo pasado por agua mientras traspasa el umbral.
—Llega tarde, profesor —responde Sankt riéndose. Alv pone los ojos en blanco.
—Lo siento, joder. No sabes qué día llevo —se quita la chaqueta y suelta la mochila.
—Hey, grandullón, que era broma. Va, dejemos por hoy las clases, deberías ducharte antes de cenar, te vas a resfriar. 
—Vale, jo. Pero... me pagarás igualmente, ¿no? —le pregunta Alv acercándose con su cara de "sufro". Sankt le pellizca los mofletes y le responde:
—Pues claro, idiota —se ríe. Alv le da clases de italiano a Sankt y éste a cambio le paga con besos: ese es el contrato. 
 Alv se dirige a la ducha y Sankt a la cocina, no sin antes poner su disco de La Oreja De Van Gogh bien alto, muy alto. Empieza aquella canción y la cocina y la ducha se convierten en el escenario del concierto de dos jóvenes enamorados. Llega el estribillo y en voz alta cantan su forma favorita de decírselo:

—Te quiero.
—Te adoro.
—Y te vuelvo a querer.

 Las lágrimas de Sankt le dan las gracias a su subconsciente por hacerle soñar imposibles como éste. Mientras lucha por no despertarse, descubre que la felicidad no fue inventada sólo para sentirse en la vigilia. Despierta. Se seca los ojos y allí, en el techo, se ve junto a Alv, en la foto que se tomaron aquel día que alguna vez también pareció sueño imposible de hacerse realidad, y se hizo.

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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