martes, 25 de febrero de 2014

Olvidarte o mi asignatura pendiente

Enséñame a quererte así,
como tú me quieres:
sin que se note.

Quiero aprender a vivir el presente
sin pensar en el futuro,
en poder perderte mañana
o en tenerte para siempre.

Explícame también
cómo haces eso de no echarme de menos,
eso de estar a media hora
y no beberte el camino a mis besos.

Tomaré apuntes de tus lecciones
sobre cómo callarse te quieros,
no me perderé ni una sola clase,
seré el alumno convertido en maestro.

Y ya nunca te necesitaré,
y ya siempre dormiré solo,
y ya no te quedarás cuando te lo pida
porque no te lo pediré...

Así que si es para desaprender a amarte,
pensándomelo mejor,
olvídate de enseñarme,
prefiero que seas el peor profesor.

Y aunque por mucho que estudie
siempre vaya a estar suspenso
(en tus brazos),
aprobaré que fui yo
quien estuvo enamorado primero.


lunes, 24 de febrero de 2014

Veinticuatro del dos del doce o el peor día de mi vida

Ojalá hubiera una escalera hasta el cielo para subir a verte cada día y decirte que te quiero; para prometerte que mi único propósito en la vida es ser la mitad de bueno que tú, la mitad de guapo que tú, y encontrar a alguien que me quiera la mitad de lo que la abuela siempre te querrá a ti. Así sería la persona más afortunada del mundo... ¿Qué digo? Ya lo soy, lo soy de haberte abrazado y besado; de haber conocido a la mejor persona que ha pisado la Tierra.

Gracias por cuidarme siempre. Cuando necesite una excusa para seguir adelante y sonreír en los peores momentos te recordaré; recordaré que mi felicidad consistía y consiste, en ser el mejor para el mejor: tú.


viernes, 21 de febrero de 2014

Mi primera vez o Madrid

Por primera vez hago la maleta sin querer irme; doblo en pares y meticulosamente los calcetines que me regalaste (el azul con el naranja, el morado con el azul, y el naranja con el morado) y me pongo tu camiseta, esa que te olvidaste la primera noche y que nunca me he puesto por miedo a que deje de oler a ti.

Por primera vez subo al autobús con las piernas temblando y sabiendo que nunca volveré al lugar en el que, también por primera vez, fui feliz; al único lugar al que he sentido que pertenecía: a tu lado. Me desmayo y por primera vez no quiero recuperarme, ni llegar a mi destino: mi vida sin ti.

Por primera vez he amado y por primera vez me han amado. Por primera vez todo se acaba y por primera vez no es mi culpa. Por primera vez me ha encantado vivir, me he gustado a mí mismo, he tenido un motivo por el que despertarme cada mañana, he sonreído durante semanas, he sabido lo que es echar de menos, he aprendido a crecer y la magia de los reencuentros. Por primera vez he sentido que la vida era un regalo, que luchar y fracasar a veces también merece la pena, pero supongo que tarde o temprano de todos los sueños se despierta.

Y por primera vez un "no quiero vivir" se me queda corto como respuesta,
porque no quiero vivir sin ti.

lunes, 10 de febrero de 2014

3/3

Tú duermes. Yo sueño despierto.
La habitación empieza a llenarse del azul del amanecer y mis manos de tu piel,
y de tu pelo.
Caliente y empapado de toda la noche durmiendo a mi lado llenas mis dedos de tu aroma
y mi cuerpo de deseo.

Te despierto o te despiertas.
Sólo sé que ahora me miras, que tú también me tocas;
que estoy dentro de ti, entre tus brazos, con mi cabeza en la almohada perfecta:
tu clavícula.
Y nos bebemos a morro hasta que sin darnos cuenta se nos ha hecho de día.

Aprieto mis ganas de hacer el amor contra las tuyas
y las vibraciones de nuestros gemidos hacen temblar todo el único cuerpo que somos ahora.
El resto sólo lo entenderíamos nosotros
y prefiero recordártelo sin palabras,
con ventanas empañadas de sexo.

Es entonces, después de todo, descansando en ti, cuando decido arriesgarme a contártelo:
empuño la pluma de mis caricias y escribo sobre el pergamino de tu pecho
esas dos palabras que sólo tú y yo necesitamos saber en mi nuevo mundo.
Y las entiendes. Y respondes "y yo a ti". Y me besas. Y sonrío.
Y vuelvo a quedarme dormido en la puta nube que vivo desde que te conocí.

8'5-II-2014.
P.D: Gracias.


jueves, 6 de febrero de 2014

Prepárate

Me gusta. Me encanta.
Más que gustarme o encantarme se ha convertido en mi pasatiempo favorito: perder juntos en la estación el tiempo y los trenes que tarde o temprano siempre acaban por separarnos.

Acaricias suavemente con tus dedos las cicatrices de mis manos y con tus palabras las de mi corazón. Me siento completamente desnudo frente a ti; y me gusta. Tus ojos miran fijamente a los míos y tu perfección a mis inseguridades; y no quiero apartar la mirada. Tu boca toca la mía y tu sonrisa a la puerta de mi felicidad; y os dejo entrar. Tu cuerpo roza mi cuerpo y los momentos a tu lado la gloria; y entonces me doy cuenta: aquí, ahora, justo en este momento y este lugar (a tu lado) es donde siempre he querido y querré estar.

Prepárate, porque no pienso dejarte escapar;
y de momento los trenes no han conseguido alejarte de mis pensamientos.

Te quiero.

domingo, 2 de febrero de 2014

Indescripción

Fíjate.

A ti al menos te quedan palabras con las que expresarlo.
Y a mí no me alcanzan desde hace ya tiempo.

Mírame.

Sentado frente a un folio en blanco, boli en mano y tú en mente.
Sin hallar el modo de decirte. ¿El qué? Si ni lo sé.

Escúchame.

Aunque no diga nada, aunque sólo se oiga mi respiración entrecortada.
El silencio es lo que encuentro cuando busco cómo describirlo.
Sin palabras. Como tú me dejas.

Tócame.

Que recuerde que eres real. ¿Eres real? Me da igual.
Sé que sí lo es lo que siento.

Bésame.

Quítame esta rabia que me supone tener la boca libre
y no estar utilizándola para decirte
cuánto te quiero, cuánto te necesito,
cuánto te echo de menos...
Que los sentimientos brillen por su indescripción
y nuestros labios caigan por su propio beso.

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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