viernes, 24 de agosto de 2012

Café con sal

Sankt observa apoyado en el frigorífico la taza del café con sal que anoche le hizo vomitar todas aquellas pastillas. No se entiende. "Idiota, la próxima vez intenta hacerlo de manera que no haya vuelta atrás" se dice en voz alta. Vuelve a mirar la foto de Alv con el otro. Se les ve tan felices que llorar se le antoja egoísta. Por desgracia conoce a "el otro". Sabe que les saldrá bien, que estarán juntos por mucho tiempo. También sabe que aunque les salga mal nada cambiará. "Solo amigos" en su cabeza y esta vez sí lágrimas que gritan un "¡no puedo más!" desesperado y mudo.
 Sankt vuelve a la cama. Lleva más de una semana sin dormir y sabe que hoy tampoco lo hará, pero al menos descansará de todo ese dolor de cabeza que le persigue cuando está levantado. Está en la cama noche y día porque es lo más parecido que encuentra a estar muerto. Quiere estarlo y ya no le impresiona pensarlo, ni siquiera decirlo. ¿De qué le sirve la vida si no la vive con él? Ya nada ni nadie que no sea Alv le importa. "Estás enfermo" le dice su voz interior.
 Entonces, tumbado, reflexiona: "Si pudiera elegir, no elegiría que me amase, sólo no amarlo yo a él. Sé que el otro puede hacerle mucho más feliz. Doy gracias a la vida por haberlo puesto en su camino. Ahora que lo tiene a él, empiezo a sobrar. La verdad es que siempre he sobrado en el mundo de Alv, y en definitiva, en este mundo. Mi cobardía es un castigo que me obliga a quedarme encerrado aquí, en vida... Un momento, ¿acaso no gasté ayer todo el café que quedaba?" Sankt se levanta y se dirige a la cocina.

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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- Ligia García y García