viernes, 15 de febrero de 2013

Sigues siendo tú

 En algún ataque de optimismo de esos que me han dado contadas veces en la vida, escribí algo así como "no existe la derrota, si no la demora de la victoria". Pero cómo me equivocaba. A mis apenas dieciocho años ya he perdido la que tengo más que claro que ha sido y será la batalla más importante de mi vida: tú.

 Junto a ti se ha ido mi mejor (o mi única) oportunidad de ser plenamente feliz. Ya lo tengo asumido; ya no grito y desespero si lo pienso, sólo lloro un poquito (o mucho); ya no trato de morir, sino de sobrevivir. Y es que aunque perderte me haya arrebatado la felicidad de golpe y para siempre, debo seguir luchando para vencer, esta vez, en la batalla más dura a la que jamás tendré que enfrentarme: aprender a ser sin ti.

 De repente tengo ganas de vivir. Muchísimas, además. De hecho por eso he tratado de olvidarte. Pero con el tiempo me he dado cuenta de que las ganas de vivir no sirven para nada si no se tiene una vida en la que empeñarlas; y mi vida, la que me falta, sigues siendo tú.

 Y como a estas alturas seguramente ya no me leas, te confesaré sin miedo alguno que te sigo queriendo como el primer y el último día; aunque no tenga claro cuál fue el primero, pero sí cuál será el último: el que me muera.

Sankt

martes, 12 de febrero de 2013

Siempre tuyo(s)

Igual que una vez por ti brillaron,
hoy se apagan, cansados de esperarte, estos ojos;
y algún día morirán, para siempre,
habiendo deseado toda su vida,
mirarnos amándonos.


viernes, 8 de febrero de 2013

Listas


—¿Piensas estar todo el fin de semana encerrado en casa?
—Sí.
 Me cuelga enfadada. Seguro que para el lunes se le habrá olvidado todo, como siempre. Y es que a veces la gente como ella no sabe entender a la gente como yo, o lo que es seguramente más cierto: la gente como yo (yo) no sabe entender a la gente como ella (el resto del mundo). Siempre me ha gustado hacer listas de todo.


Lista de cosas que no entiendo
1. Por qué se hace la cama
2. Por qué la gente se esconde para llorar y no para reír
3. Las modas
4. Que exista buena y mala música, buena y mala literatura, buen y mal cine, etc.
5. Que estirarse en público sea de mala educación
6. Que haya gente que oculte su ideología política, religión, moral, u orientación sexual
7. Que al entrar a un sitio haya que quitarse el gorro
8. Que los fines de semana tenga que apetecerte salir
9. Que se pueda llorar de felicidad y no reír de tristeza
10. Que no me quieras

 Cierro el libro de Historia, y su olor a viejo frustrado por mi intento de aplacarlo con mi colonia me pega molesto en la nariz. Me rasco fuerte. Me miro la mano y tengo sangre. Maldita sea, otra vez. Me limpio, me pongo la chaqueta y subo a la azotea. Mi azotea.

 Me tumbo en el suelo frío y se me clavan todas las piedrecitas que algún día a un constructor se le ocurrió ponerme de colchón. Miro hacia arriba, buscando los latidos de su corazón que una vez le dije que vería en todas y cada una de las estrellas del Universo. Demasiada luz. Saco un papelito y un boli:

37. Buscarte en las estrellas

 A veces no nos damos cuenta de cuánto nos gusta hacer algo hasta que queremos hacerlo y no podemos. Miro el resto de 36 cosas que se supone que me gusta hacer, pero no me apetece hacer ninguna (supongo que se debe a que ahora mismo podría hacerlas si quisiera), hasta que encuentro entre la 16 y la 18 una que se me antoja más apetecible que nunca: 

17. Gritar lo que siento

 Me levanto de mi cama de piedra y me acerco a la barandilla, mirando hacia toda la vega que se extiende a mis pies hasta llegar a las sierras nevadas. Respiro hondo. Cojo aire. Grito: 
—Te amo.

 Guardo la lista de cosas que me gusta hacer y saco un papel en blanco. Escribo Lista de cosas que tengo claras, y a continuación, con el número uno, dejo en ella mi grito tatuado. Las ganas de él me aumentan por dentro indomables y desbordándose finalmente por mis ojos en forma de lágrimas. Entonces decido hacer reformas en otra de mis absurdas listas:

Lista de cosas que me hacen feliz
1. Amarte
2. Olvidarte
3. Que tú seas feliz
4. Abrazarte

 Y sigo sin entender por qué aún redacto cada una de mis listas como si él fuese a leerlas algún día.

jueves, 7 de febrero de 2013

Carta a un amor dormido

26 de Diciembre, 2012
Tú (Madrid)
Querido desamor de mi vida:

 Puede que esto sí que sea nuestra última despedida. Yo no puedo seguir así. Te echo de menos; echo de menos lo que yo significaba para ti (o lo que me hiciste creer que significaba). Me muero por que me quieras y no me sirve de nada que me lo digas si todo lo que eres ahora me demuestra justamente lo contrario.

 ¿Qué ha pasado con la magia de nuestras palabras? No quiero dejar de creer en ella... Pero necesito saber si sirve de algo la fe que cada día me cuesta más inventar. ¿Realmente merece la pena estar haciendo el ridículo de esta manera? Estoy siendo un montón de personas menos yo, sólo por tratar de hacerte recordar lo que un día fuimos, que un día me quisiste, pero de verdad...

 ¿Para qué espero?, ¿para qué pierdo el tiempo contemplando tus fotos o vigilando tu última conexión con la esperanza de que algún día te apetezca hablarme, si sé que eso nunca pasará? Si voy a buscarte, ¿querrás que te encuentre? Quiero luchar por acabar con los kilómetros que nos separan, pero tengo miedo de conseguirlo y que no sirva para nada; de tenerte cerca y seguir sintiéndote tan lejos; de que no quieras verme; de que empieces a odiarme por quererte tanto.

 Así que dime, dime si al final del camino estarás tú, dime si me va a merecer la pena emplear todas mis fuerzas en llegar a la meta, si este sufrimiento finalmente me llevará a ti. ¿Quieres siquiera que lo intente? Pensaba que yo no era el único que deseaba poder abrazarnos más a menudo, pero tus palabras más que acercarnos parecen querer separarnos; y yo que ya he olvidado cómo huir de ellas, no puedo más que pedirte que me digas de una vez toda la verdad. TODA.

 Fmdo: el amor más desesperado,
Sankt

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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