miércoles, 11 de diciembre de 2013

Concerto di gatti

—¿Me echarás de menos?
—Sí
—¿Y podré llamarte?
—Sí.
—¿Me darás los buenos días cada día?
—Sí.
—¿Y me darás las buenas noches cada noche?
—Sí.
—¿Me dejarás decirte que te quiero?
—Sí.
—¿Y me dirás que me quieres?
—Sí.
—¿Me quieres?
—Sí.
—¿Y te casarás conmigo?
—Sí.
—¿Tendremos hijos?
—Sí.
—¿Y realizaremos juntos nuestros proyectos de futuro?
—Sí.
—¿Moriremos juntos?
—Sí.
—¿Y me amarás aún después de morir?
—Sí.

 Y con la luz apagada, los ojos cerrados y la grabadora en la mano, intentó quedarse dormida imaginando que aquellos síes no eran una grabación de voz reproducida una y otra vez y que aquella conversación con él era real. Pero entonces rebobinó más atrás de aquel "sí" convincente, y escuchó la verdadera pregunta, que ella misma le había hecho, a la que él contestaba con tanto entusiasmo:

—¿Quieres pasar con ella el resto de tu vida?

Y los gatos de su calle maullaron al compás de los sollozos de cada noche.

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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- Ligia García y García