Hola (te echaba demasiado de menos como para aguantar un día más sin escribirte).
Cuánto tiempo (no me puedo creer que hayas soportado todos estos meses sin hablarnos). ¿Cómo estás? (¿te hace feliz la gente con la que me sustituíste?). Últimamente no sé nada de ti (ya no formo parte de tu vida). Pensaba que al mudarme a Madrid quedaríamos más a menudo (quise echarle la culpa de no haberte enamorado a la distancia). A ver si nos vemos un día (ojalá no me cruce contigo porque no podré disimular que aún te amo) y nos tomamos algo por ahí (sigo sediento de tus besos y hambriento de tus abrazos).
Espero tu respuesta (siento no asumir que estás harto de mí).
Un saludo (intentaré que ésta sea la última carta que te moleste).