sábado, 11 de agosto de 2012

No sé cuidarte

 Le coge la mano y tira de él. Sankt le sigue, se muere de ganas de ir junto a él donde sea que le lleve. Alv se tumba en la cama, tiene mal aspecto.
—Cuídame. —Y no hay otra cosa que a Sankt le apetezca más hacer, así que se tumba a su lado, y le mira a los ojos.
—¿Qué te pasa, grandullón?
—Me duele la tripa.
 Sankt no sabe qué hacer, nunca ha tenido que cuidar de alguien a quien quiera tanto. Sólo se le ocurre acariciarle la tripa y darle un beso en la frente. Recuerda que eso hacía su madre cada vez que él enfermaba.
—¿Qué podemos hacer? —acaba preguntando, al sentir que no está haciendo gran cosa.
—No sé, jo.
—¿Tienes frío?¿Tienes calor?¿Te apetece tomar algo?
—Estoy bien así, cielo —contesta Alv. Pero no suena nada convincente, así que Sankt decide abrazarle y lo hace casi sin pensarlo, sabe que si lo hace acabará reprimiéndose.
—¿Mejor así? —le pregunta.
—Mucho mejor —responde. Y a Sankt le va a dar algo, todo su miedo al rechazo desaparece. Entonces decide enviarle un whatsapp, no puede arriesgarse a que se le quiebre la voz al decirle esto: "Te quiero. ¿Puedo cogerte la mano? No quiero tener que separarme nunca de ti."


 Y de detrás del pitido de aquella notificación de confesión, sale toda la desesperanza de Sankt.
—No nos vamos a separar, tranquilo —le contesta, pero con voz, y con notable intención de zanjar el tema. Ya lo han hablado muchas veces antes, debido a la inseguridad de su amigo.
 Alv ha rechazado el que se cojan de la mano, y Sankt se muere de vergüenza y de rabia. Se da media vuelta y con un neutro "buenas noches" cierra los ojos. Está apunto de llorar cuando siente que unos brazos lo abrazan por detrás, y que un cuerpo se pega al suyo. Abre los ojos y se descubre a sí mismo bajo el árbol de siempre, tumbado en el césped de siempre y a Alv abrazado a él por la espalda, como siempre. Ya está soñando.

"Idiota, ¿cómo has podido pensar que te abrazaría en la vigilia?" se dice mientras cierra los ojos de nuevo y deja salir de la cárcel —sus ojos— todos los sentimientos presos —sus lágrimas—.


Cómo saber si es de verdad




Sabes que es de verdad cuando pensar se convierte en poder verle y sentirle, con los ojos cerrados, e incluso con los ojos abiertos; cuando proyectas cada noche su cuerpo junto al tuyo en la cama, siendo capaz de creer que realmente está ahí contigo, y que no tienes por qué temerle a nada, que no podrías estar mejor protegido. Sabes que es de verdad cuando cada sueño es un encuentro mágico; cuando el sexo y los besos quedan en un segundo plano, porque un abrazo o una caricia podrían darte todo lo que necesitas, y más.

Sabes que es de verdad cuando el estar arriba o abajo no depende de otra cosa que no sea si hoy te ha hablado o no. Sabes que es de verdad cuando no te importaría dónde ni cuándo mientras fuese a su lado; cuando lo darías todo, cuando harías lo que hiciese falta por una historia real de amor infinita protagonizada por los dos; cuando tu presente no tiene sentido sin un futuro compartido. Sabes que es de verdad cuando no te importa no ser correspondido y sólo quieres vivir con él el resto de tu vida.

Sabes que es de verdad cuando miras su foto y te estremeces; cuando lo piensas y todo se revuelve por dentro; cuando os imaginas abrazados y notas que sin darte cuenta, tu estómago se ha convertido en el mayor de los mariposarios jamás pensado. Sabes que es de verdad cuando no te importa lo que hay ahí debajo, entre sus piernas. Sabes que es de verdad cuando sus ojos te lo dicen todo sin decir nada; cuando su sonrisa te hace llorar por dentro, y escuchar su voz, por fuera.

Sabes que es de verdad cuando su silencio hiere, y su ausencia mata; cuando la distancia te duele más que nunca, y te importa menos que nada. Sabes que es de verdad cuando sacas fuerzas de donde no quedan; cuando no puedes esperar más, pero esperas. Sabes que es de verdad cuando aún sabiendo que todo está perdido, sigues luchando; cuando de repente quieres intentarlo, y por primera vez no te rindes: sabes que es de verdad cuando inventas la esperanza.

Sabes que es de verdad, que estás enamorado y que lo estás como nunca, cuando no te importa nada y no te importa nadie que no sea él; cuando te lo jugarías todo y te quedarías sin nada. Cuando harías todo lo posible, todo lo necesario, porque él fuese la persona más feliz del mundo... aunque no fuese a tu lado.

Te amo. Y ahora sé que es de verdad.

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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