Venga, va, dame una segunda oportunidad para ser divertido; sé que puedo conseguirlo. Dame una segunda oportunidad para ser como los demás: un amigo al que le cuentas cómo estás (de verdad), con el que te sinceras y al que dejas traspasar ese escudo estúpido que te has puesto para que no te vuelvan a hacer daño. Lo que sí que nunca pensé es que algún día tú llegarías a pensar que yo querría hacerte daño.
¿Sabes? Cada día, desde que me despierto hasta que me acuesto me lo paso pensando en cómo sacarte una sonrisa. Y me levanto con la esperanza de conseguirlo, y me duermo con la tristeza de mi fracaso. Pero "si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás"
Nunca has confiado en mí, ¿y qué?, hoy puede ser el primer día. Puedes empezar por decirme que te deje en paz o por pedirme que te hable todos los días. Pero Dios mío, ¡dime algo! Siempre quise ser para ti algo diferente a los demás, pero nunca pensé que eso supondría perderte cada día un poco más.
Mucha gente me rodea pero no tengo a nadie, eres lo único que me queda. Dicen por ahí que la esperanza es lo último que se pierde, y creo que eso eres tú para mí: esperanza (si es que aún no te he perdido).
Te propongo que seamos amigos de verdad, que me aguantes y que esperes a que llegue el Anto que te guste tanto como los demás. Pero con la condición de que estés ahí cuando te necesite, y de que cuando tú me necesites me dejes estar ahí. No sé cómo decírtelo ya:
TE QUIERO.