lunes, 10 de febrero de 2014

3/3

Tú duermes. Yo sueño despierto.
La habitación empieza a llenarse del azul del amanecer y mis manos de tu piel,
y de tu pelo.
Caliente y empapado de toda la noche durmiendo a mi lado llenas mis dedos de tu aroma
y mi cuerpo de deseo.

Te despierto o te despiertas.
Sólo sé que ahora me miras, que tú también me tocas;
que estoy dentro de ti, entre tus brazos, con mi cabeza en la almohada perfecta:
tu clavícula.
Y nos bebemos a morro hasta que sin darnos cuenta se nos ha hecho de día.

Aprieto mis ganas de hacer el amor contra las tuyas
y las vibraciones de nuestros gemidos hacen temblar todo el único cuerpo que somos ahora.
El resto sólo lo entenderíamos nosotros
y prefiero recordártelo sin palabras,
con ventanas empañadas de sexo.

Es entonces, después de todo, descansando en ti, cuando decido arriesgarme a contártelo:
empuño la pluma de mis caricias y escribo sobre el pergamino de tu pecho
esas dos palabras que sólo tú y yo necesitamos saber en mi nuevo mundo.
Y las entiendes. Y respondes "y yo a ti". Y me besas. Y sonrío.
Y vuelvo a quedarme dormido en la puta nube que vivo desde que te conocí.

8'5-II-2014.
P.D: Gracias.


No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

Entradas populares

A partir de hoy...

A partir de hoy...
- Ligia García y García