jueves, 11 de octubre de 2012

No soy yo quien te abandona

 Levanto la cara de la almohada. Escuece. Le quito la funda y la tiendo, espero que se seque antes de que me vaya a "dormir". Me miro al espejo para odiarme una vez más y descubro mis iris casi amarillos. Siempre que lloro se me aclaran los ojos, aunque creo que nunca lo habían hecho tanto. Ahora me fijo en mis labios, al rojo vivo e hinchados, me resultan atractivos. Mi pelo está despeinado. Lo peino. Me lavo la cara y me seco con una toalla. Me siento en la tapa del váter. Apago la luz. Pienso. Me asusto de mis propios sollozos.

 Me prometiste que nunca me olvidarías, que nunca me abandonarías. ¿Cómo soportas que no hablemos? ¿Por qué me hiciste creer que eramos al menos amigos? Nunca confiaste en mí, ¿acaso no te di motivos para hacerlo, acaso te los di para que no lo hicieras? Lo que más odiaba de ser tu amigo era no ser el mejor. Si ni siquiera me contabas las cosas... Primero me hiciste quererte y luego no me dejaste ayudarte: qué tortura. Sinceramente, ¿me consideraste alguna vez tu amigo?, ¿me quisiste como tal?

 ¿Sabes lo que más me está costando de todo ésto?: el saber que puedes llegar a pensar que soy uno más de los que te ha dejado, de esos con los que tuviste una buena época pero no fue más que eso. Me duele que no te enteres de una puta vez de que yo siempre antepondré tu felicidad a la mía; que estoy haciendo esto para descubrir si de verdad me necesitas, si te importo, si eres capaz de tragarte tu orgullo y pedirme que aguante por ti, que me necesitas como amigo. Joder, que sabes todo lo que estoy dispuesto a hacer por ti, ¿qué tengo que hacer para ser para ti algo más?: al menos un amigo de los de verdad, ¡pero de los de verdad! 

 Yo te echo muchísimo de menos, ¿y tú? Puedes hablarme, creo. Puedes no hacerlo, como hasta ahora. ¿Puedes ser feliz sin hablarme? Si es así, no lo hagas. ¿Consideras que eso me hace o me hará feliz? Ésta ya te la contesto yo: no. Pero la siguiente queda completamente para ti: ¿te importa realmente mi felicidad?

 Por cierto, recuerda: te quiero.

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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- Ligia García y García