jueves, 27 de diciembre de 2018

Qué he hecho

Día 2, vislumbro una idea haciéndose nítida entre la niebla: yo siempre seré tuyo, yo siempre te amaré.

Fueron 3 simulacros para que cuando me fuera de verdad no te doliera, porque estuvieras convencido de que como siempre, volvería. Pero me doy cuenta de que no vuelvo, de que no debería, de que lo voy a conseguir...

Una presión crece aquí dentro, me inunda por momentos y temo el día en que no me deje respirar. Tu silencio me ahoga, nado hacia la superficie a coger aire pero él tira de mí hacia lo más profundo de una vida sin ti.

He cogido el autobús que creí que me llevaría camino a tus besos, pero no serán tus labios los que estarán esperándome en la estación. Y si no me dicen nada me iré para siempre con la tristeza adictiva del que deja escapar a un amor verdadero; pero estoy a un mensaje tuyo de volver y quedarme para toda la vida.

Después de tanto tiempo sin sentir nada, este dolor me ha recordado que estoy vivo, pero de qué me sirve eso si ahora solo me quiero morir. Y me muero si pienso que tú también sientes este nudo que me oprime el pecho. Qué he hecho.

Qué he hecho.

Mi mente se consuela: estará bien, ya se habrá olvidado de mí.

Y mi resignación recuerda: no me queda más remedio que aprender a vivir sin ti.

Empiezo a creer que puedo, y sin embargo, no quiero.

Te pido un penúltimo favor porque sé que no me leerás: haz que éste que está siendo el mayor esfuerzo que he hecho nunca merezca la pena, la rabia y la nostalgia eterna, siendo el hombre más feliz del mundo, aunque ya nunca más correrá de mi cuenta.

No puedo más.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Día 1 sin ti

Tu ausencia me ha despertado de un sobresalto. La realidad se me ha clavado como un puñal frío atravesándome el pecho: no volveré a verte. No he querido vivir.

Me obligan a levantarme y con la cara salada hago la vida en piloto automático, como un zombie sin hambre que ya ni siquiera busca otra razón por la que vivir. Eras tú.

Cada segundo es una lucha por no pensar en ti. Quiero contarte cada cosa que hago, y si no te la cuento no me hace ilusión hacerla.

Preguntas existenciales se mezclan con otras banales, creando un laberinto de contradicciones en mi cabeza del que no consigo salir:

¿Ahora qué hago con los regalos de Navidad? ¿Me perdonará? ¿Le he perdido para siempre? ¿Se olvidará de mí? ¿Cuánto tiempo tardará en irse con otro? ¿Realmente habría sido capaz de hacerle feliz? ¿Cómo estará?

Forcejeo conmigo mismo por no entrar en tu perfil, porque sé que si lo hago te hablaré y no soporto ya causarte mas daño ni hacerte sufrir.

Quizás contigo he sentido por última vez lo que es amar de verdad. Quizás ya nunca más volveré a hacer el amor.

Practico mentalmente mis jugadas, para no aburrirte si vuelves, convirtiendo los puntos en finales y los jaques en mates. Mientras tanto sigo jugando al ajedrez con él, y da igual si yo pierdo porque él se muere, así que al fin y al cabo siempre estamos al mismo nivel.

Por fin he tomado una decisión: que al menos uno de los dos sea feliz; y tú eres el único que aún está a tiempo:

Sálvate,
Búscate otro amor
Que no tema tu abandono
Y te merezca más que yo;

Que te quiera menos
Pero te quiera mejor.

Me irás olvidando,
Yo gritaré callando
Que no soy feliz sin ti...

No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

Entradas populares

A partir de hoy...

A partir de hoy...
- Ligia García y García