Casi sin darnos cuenta,
como en un rito de niños,
hoy nos hemos enseñado nuestras cicatrices.
Las de la piel y las del alma.
Heridas abiertas e historias cerradas.
Navidades robadas y otras llamas apagadas.
Casi sin darnos cuenta,
nos mostramos vulnerables.
¿Te da asco? ¿Te dolió? ¿Cómo fue?
Las de la piel,
pero sobre todo las del alma.
Amores inevitables e intuiciones que delatan.
Nos mostramos vulnerables
y eso solo significa algo:
Confiamos en que nunca nos haremos daño.
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Mis palabras te han abierto las puertas de lo que soy, ¿acaso no sería justo que dijeses ahora qué sientes tú?