Una noche de éstas, cuando no puedas dormir, piensa un segundo en mi cama; cuando te desveles, en las madrugadas a mi lado; cuando te corras, en nuestro sexo a escondidas; cuando tengas frío, en mis abrazos. Una noche de éstas, cuando ella te acaricie, piensa un segundo en mis manos.
Un día de estos, cuando estés pensando, piensa un segundo en mí. Y cuéntame si mereció la pena dejar que nuestra historia se quedara en un principio. Sólo te pido un segundo, para contestar "sí" o "no"; sólo te pido una sílaba para volver a escuchar tu voz. Entonces, cuando no sepas qué decir, piensa un segundo en mi silencio. Y cuéntame si mereció la pena volver a escucharlo.