miércoles, 6 de agosto de 2025

Mi peor versión

 ¿Quién de todas las versiones que dejé por el camino era realmente yo?

¿El que se dedicaba a bailar a nivel profesional?

Seguramente habría tenido una vida exitosa pero solitaria.

¿El que aprovechaba su inteligencia lógico-matemática para dedicarse a las ciencias?

Me habría pasado la vida aburrido como una ostra.

¿El que hubiera seguido estudiando música para poder componer sus canciones?

Habría sido mucho esfuerzo para muy poco talento, y aún menos recompensa.

¿El que hubiese estudiado alguna carrera de economía solo porque se le daba bien?

Despreciaría aquello mismo en lo que me habría convertido.

¿El que desarrollaría sus aptitudes periodísticas aguantando el estilo de vida de trabajar en la tele?

Habría sido muy yo, pero muy poco feliz.

¿El que apostara por su pasión por los edificios, espacios, interiorismo y urbanismo para ser arquitecto?

Viviría eternamente frustrado por no ser suficiente.

¿El que abrazara la mediocridad y se decantara por ser programador para así tener una buena vida?

Ni siquiera de eso he sido capaz.

¿El que llevara al plano activo toda su ideología política y luchara realmente por mejorar el mundo y lograr cambios en él?

Hace falta ser más valiente, o al menos más inconsciente.

¿El que se abstraía de su realidad leyendo, viajando, aprendiendo otras lenguas y hubiera sido un buen profesor, o un bohemio?

No era algo tan cómodo para alguien tan perezoso.

¿El que gracias a su gusto por los deportes y su buena disposición genética podría tener un cuerpo normativo y dedicarse al fitness?

Quiero creer que no lo he sido por no ser lo suficientemente superficial y no por falta de voluntad.

¿El que hubiera invertido su habilidad para el pensamiento y el debate en campos interesantes como la filosofía o la sociología, en lugar de en perder amigos?

Tendría la mente llena y el corazón vacío.

¿El que habría contado al mundo sus historias a través de películas, novelas y poesía?

De niños creemos que podremos hacer cualquier cosa...

¿Y entonces, después de 30 años, qué versión de mí queda?

El que no es nada.

jueves, 17 de julio de 2025

Dear John

Supongo que ahora la vida consiste en esto

Acallar la voz de mis deseos

Caminar por la otra acera

Evitar el bar donde nos conocimos

No ser capaz de recordar bien tu cara 

Condenar a la tristeza

A mis ojos imanes atrapados

en tu mirada de hierro forjado

(Quizás te asusté)

Quedarme dormido buscando

Tu cuello en la memoria de mi olfato

Lamer mis labios evocando

la humedad de tus besos mojados

Las caricias de tu boca a mi alma

La suavidad de tu indiferencia

Apaciguando mi intensidad

(Solo te tuve una vez)

Ya solo queda ponerme a la fila

Como cuando tus dientes salían

Uno tras otro al reirte y decirme

Que hablando parecía un actor

(Solo quería conquistarte)

Ahora la culpa y la esperanza

Siguen subiendo y bajando

Como dos niños jugando

Incansablemente en un balancín

En el que, una vez más, como de costumbre 

El miedo tiene el peso decisivo

(¿Y si es la última vez que siento algo así?)

Supongo que ahora la vida consiste en esto.


No sé exactamente si eran mariposas, pero estaban ahí sin que yo las llamara; cada vez que te acercabas, ¡revoloteaban!. Eran tuyas pero estaban en mi estómago...

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.

—¿Signo del zodiaco? —Acuario, pero con mariposas en lugar de peces.
"Mariposas en el estómago", vaya metáfora de mierda. Más bien parecen abejas asesinas.

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