Dos estrofas riman belleza con pereza; dinero con puedo; amor con temor. Como si nada.
La ignorancia me tapa la nariz mientras el miedo a ser juzgado me obliga a tragarme mis opiniones. Y todo para qué, para respirar, ja, ja, como si este gris nos diera más la vida de lo que nos la quita.
Y yo lloro. Lloro sin saber por qué. Sin saber de música pero sonando a canción. Canción de guerra por una paz. Una paz silenciosa rota por mis propios gritos. Gritos que retumban más allá de estas cuatro paredes. Y más allá de estas cuatro paredes, sin embargo, no consigo despertar a nadie.
Estribillo: